¿Has leído Homo Deus? En esta obra Yuval Noah Harari cuenta que el Homo Sapiens destacó frente al resto de especies no por tener una inteligencia superior o por la habilidad para crear herramientas sino por su capacidad para colaborar de manera flexible y masiva. Del mismo modo el Neanderthal, teniendo en algunos casos capacidades superiores, no consiguió prosperar. Existe mucha controversia al respecto pero parece que la falta de cooperación y de adaptación al medio fueron factores clave para su extinción.
Uno puede pensar que, por ejemplo, las abejas también tienen un altísimo nivel de cooperación, lo cual es cierto, sin embargo, su sistema es demasiado rígido por lo que no es comparable.
Las organizaciones que triunfan funcionan de la misma forma. Son empresas donde existe el poder de la colaboración y la flexibilidad para lograr un objetivo común. Los silos y la competitividad interna pueden traer buenos resultados en el corto plazo, que se lo pregunten a los neanderthales, sin embargo, para conseguir el éxito sostenible colaborar de manera flexible es clave.
Actualmente esta colaboración no puede quedar circunscrita al ámbito interno. Es importante atreverse y buscar la complementariedad con otras compañías, estamos viendo alianzas entre empresas de seguridad y telefonía, entre energéticas y aseguradoras, entre empresas de tecnología (acaso no lo son ya todas) y empresas de material deportivo.
En este caso ya no solo hablamos de colaboración sino también de co-creación. Cuando las fronteras entre sectores son cada vez más difusas y la disrupción acecha en cada esquina, un buen plan de alianzas nos ayudará a ganar capacidades para ampliar y reforzar nuestra propuesta de valor y a ganar velocidad para dar respuesta a los cambios en nuestro sector.
A la hora de lanzar un plan de alianzas no solo hay que tener en cuenta la complementariedad comercial. Es fundamental también el encaje con la cultura interna de nuestros aliados así como con su imagen externa. Piensa en los atributos que te hacen diferente y piensa qué potenciales aliados los comparten.
Una vez tenemos claros nuestros potenciales aliados hay que ponerse un poco agustinianos, aquello de “da lo que tienes para merecer recibir lo que te falta” y trabajar con esa premisa nuestro plan. Al final las alianzas tienen que ser beneficiosas para todas las partes y estar basadas en el gana-gana.
Es interesante reflexionar sobre el nivel de colaboración que hay en nuestros equipos internos y externos. ¿Existen objetivos comunes claros? ¿Nuestras políticas favorecen la colaboración? ¿Es fácil cambiar el rumbo y la forma de hacer las cosas para lograrlo? ¿Tienes un plan de alianzas desarrollado? ¿Estarías dispuesto a cooperar para ganar?
Los sapiens tardamos miles de años en lograrlo, tu organización tardará menos ¡Empecemos!
Pablo Fernández de Castro
Managing Partner KIRIOM